ANA LABIOS

"Elige una mujer de la cual puedas decir: Yo hubiera podido buscarla más bella pero no mejor." Pitágoras de Samos

La vida tiene esa particularidad de juntarnos o apartarnos, es como un caminar de olas que se encuentran y se separan antes de morir. En el año 1998 me hallaba batallando entre la certeza y la incertidumbre de asimilar el Ingles tenia la fuerza arrogante de mis cuarenta cinco años y California era mi nuevo amor. Un amor desconocido con un lenguaje diferente al mió pero con un sentimiento parecido al de mi alma llegaba a la estación de los olvidados. Desde el primer encuentro con esta tierra me sentí arrollado por una presencia andina, venia muerto de vida, solo lo desconocido de este lugar me alegraba y al contacto de la serenidad y la alegría viva de los colores de esta colosal bahía de San Francisco halle la resurrección de mi vida. Todo en mi se transformo, lo negro de mi alma se diluyo en un día claro, los colores grises de mi ciudad de origen que me causaban esta pequeña muerte también se diluyeron ante la presencia altiva de esta fiesta de colores de la vida. Marín County, un paraíso de verdes colinas donde el mar llega a dormir su perezoso descanso, era el lugar adecuado para enredar mi alma y sofocar mis dolores y tomar en serio el reto de la vida. Allí la amada que no venia nunca llego, una chiquilla con olor a vida asomaba a mi ventana su andar era ligero que le permitía abrirse paso con facilidad por entre los estudiantes de ESL del aula de clase, tenia la timidez de la raza ausente y antes de permitirle que hurgara en mi corazón me dijo:
-Soy Ana Labios
Era como un susurro de hojas que caen en el otoño alfombrando la dulce tristeza del camino. Tenia aproximadamente veinte cinco años. Se estaba convirtiendo en una belleza de la región primitiva, sus ojos pardos, chinitos tenia la alegría de un recreo de niños. Antes de que pudiera reaccionar agrego:
-Esta es la clase de Ingles 68.
No tuvo que añadir más todos como si se abrieran una ventana para que entre la luz contestaron que si, que estaba en el aula de clase indicado. Ni ella ni yo por supuesto hubiéramos logrado figurarnos que aquel trivial encuentro iba a llenar de sobresaltos mi vida.
Toda la tarde de aquel día me estuvo ardiendo el alma, por que una fuerza grandiosa que yo ya conocía me sacudía. Enamorarse, sentir la pasión de un nuevo amor es encontrar la fe. Por que el amor es una acto de fe, no tienes fe no puedes amar, si tienes poca fe amas poco y si crees en la vida con pasión y con mucha fe entonces puedes vivir alocado por amar, y mientras mas amas mas libre eres del mundo que esta contigo. No importa los riesgos que el enamorarse trae a veces vivir la vida con excesos es desprenderse de los miedos que no nos deja hacer nada. Pensaba en ella, la imaginaba libre, rebelde, atrevida, diferente como una princesa india de la zona caribeña. Hoy después de diez años su presencia llena algunos huecos de mi vida todo lo que hicimos no nos separo pero si nos distancio por que ella solo fue la sombra de aquella princesa altiva que yo la imaginaba. Esa tarde de aquel día me propuse conquistarla había un sentimiento de aventura en mi, la fuerza del enamoramiento me envolvía no importaba si ello me dejaba como siempre deja el amor destrozado.
El College de Marin es un encuentro agradable para el alma por que uno siente que un espíritu libre la habita, aprender allí alegra el alma. Ana Labios, era hija del Caribe, de padre Americano y madre Nicaragüense, ella en ese momento tenia un afán loco por aprender el Ingles como todo inmigrante hablar ese idioma era la llave de su destino. Una tarde al final de la clase de Ingles en un Setiembre dulce de aquel Indian Summer, la vi a ella entrar en esa tarde en que el amor llegaba como chorro de luz. Vivía a cinco cuadras en la calle las Magnolias y para mi no fue mala idea el tratar de abordarla, no me fue difícil romper su timidez, casi al paso la alcance y en medio de la quietud de esos segundos de una manera confusa pero real le hable.
- Creo que llevas una clase conmigo y me gustaría ser tu amigo, me llamo José y soy de los Andes.
- Hola, estoy tratando de mejorar mi vida y estudiar Ingles me servirá- comento.
Aquel fue el inicio de una entrañable amistad entre mi experiencia y sus miedos, tuvimos largas conversaciones, encuentros y desencuentros, nunca quise apoderarme de su vida, por que la vida es un regalo precioso de Dios y solo nosotros somos dueños de ese milagro. La vida es como llenar el cielo con estrellas, o mejor es una novela misteriosa en que nosotros somos los protagonistas en ella volcamos todo lo que somos capaces de hacer de acuerdo a lo que hemos aprendido, con ello hacemos fluir la vida. Después de esa tarde, nuestros encuentros fueron frecuentes, ella tuvo que ver con mucho de mis alegrías y con el doble de mis sufrimientos.
Paso algún tiempo antes de volvernos a encontrar de nuevo, algo externo hizo que ella se distanciara de mí, antes de terminar la clase de ese día le deje una carta en su carpeta y me marche a toda prisa, yo era aquel de “cabello cano” que la empezaba a amar. Ana Labios, discretamente guardo la carta y recogió levemente su cuerpo y se dispuso a caminar directamente hacia la librería donde en un abrir y cerrar de su tiempo devoro el contenido de la carta, tosió de emoción hasta que sus ojos se fijaron en mi, que por un instinto del corazón me hallaba detrás de ella contemplándola, al verme metió el papel que ardía en sus manos en su fólder, Ana Labios dejo de mirarme para divisar el techo blanco. Después de un silencio largo agrego.
- Me gustaría escribir y sentir lo que leo aquí. – Profirió las palabras despacio como saboreando su contenido y soltando su respiración hacia mí añadió.
- “Abeja es cada expresión que volando del papel, deja en los labios la miel y pica en el corazón.” Susurro parafraseando a Rubén Darío en su poema a Campoamor.
Esa tarde paseando por los ambientes del College, bajo un cielo azul donde se desgastaba el rubio capitán del universo como una brasa, la sentí incendiando mi corazón. En esa momento el mundo me sonreía por que encontraba un poco de sal para mi corazón, al fin sentía el sabor trágico del amor, aquel encantamiento que nos hace sufrir y llorar, ese camino de mi felicidad quería la eternidad de todas las cosas y los colores de la tarde pintaban mi piel de una alegría salubre.
Ana Labios tenía muchos miedos y ellos crecían como los hongos al contacto de las nuevas experiencias que desde su llegada a la Bahía tenia que afrontar. Para huir de sus retos ella muchas veces se refugiaba en su timidez y su silencio era una conversación larga con sus recuerdos.
- El idioma es una barrera que me ahoga y cuando pienso que tengo que tomar clases con americanos que hablan Ingles me entra un miedo que paraliza todo mi ser como el veneno de una víbora.
- Mira, Ana Labios le dije con demasiada ternura – En realidad el miedo tiene mucho poder sobre todos, pero si quieres avanzar debes entender que la fe en ti mismo o en lo que quieres hacer tiene mas poder que tu miedo. Si quieres estudiar tendrás que dar más pasos así adelante que hacia atrás y veras que la esperanza vendrá a tu corazón como la brisa a una tarde caliente.
Ella guardaba sus miedos en su alma como la ropa en un ropero bien acomodaditos, como temiendo desordenarlos. Se empino hacia un lado y tosió quietamente, había fijado sus ideas en lo difícil que era sentirse como un ser en otro planeta cada encuentro con gentes que hablaban diferente la llenaba de miedos y sobresaltos, para ella cada reto nuevo la atemorizaba y sentía que esos encuentros marchitaban su vida, ya que lograr vencerlos se le hacia un mundo, por sus perjuicios y miedos estancados en su alma. Ana Labios dejo de contemplarse y miro el cielo azul -Me gustaría nacer de nuevo. Pronuncio las palabras con una frustración enardecida acoplando su sentir con sus palabras.
Me volví hacia ella por que sus palabras hacían temblar mi corazón y mi alma ligeramente se inquietaba frente su frustración. – A veces perseguimos sueños que nos hacen dudar de nuestra existencia, yo creo que seria bonito nacer de nuevo siempre y cuando pudiéramos escoger el lugar adonde venir. Ella sonrió pero su gesto era una carga pesada que no la ayudaba a tranquilizarse.
-Ana Labios…
-Si, dime.
-No veas el universo goteado de imposibles, tus sueños habitan en tu corazón y ellos corren junto contigo en un mismo río, yo se que el miedo tiene un poder enorme pero no te olvides que la certidumbre en ti tiene mucho mas poder y si no la pierdes vencerás.
- José yo no quiero estar a merced de mis miedos y ese tu corazón que late junto al mío, me da la fuerza necesaria para nacer de nuevo y hacer cosas nuevas como las que yo quiero. Acoto con una decisión en sus ojos que la llenaba de seguridad, así se desarrollo nuestra amistad entre sus temores y mis palabras de aliento para que su fe en si misma no decayera. Si algo hizo la vida por ella es por el valor que tuvo para encontrar su camino, ello le ayudo ha entender que la vida es un laberinto de caminos en la que muchas veces nos detenemos por no saber cual elegir, solo el valor nos hace avanzar y si caemos ese mismo valor nos da la fuerza para levantarnos.